¡A PRACTICAR LECTURA!
Lee varias veces y en voz alta.
Para los papás!
Los cuentos infantiles, no sólo sirven para entretener a los niños, sino que tienen la capacidad de transmitir valores importantes para su educación. Y compartir con nuestros hijos la hora antes de acostarse, contándoles un cuento, nos ayuda a establecer un vínculo afectivo con ellos. Durante este tiempo, y lejos de otras distracciones, los niños tienen toda nuestra atención, se sienten queridos y sin duda, también a los padres nos ayuda a relajarnos y dejarnos llevar por la magia de estas historias.
En la página web Cuentos para Dormir, su autor Pedro Pablo Sacristán ha recopilado una serie de cuentos originales cuya misión, según él mismo define, es ayudar a los padres y educadores en su tarea, facilitando el uso de medios creativos y originales para implantar los valores esenciales en una etapa clave del desarrollo de los niños. Los animamos a visitar esta fantástica página, y disfrutar uno de los cuentos que más nos ha gustado, cuya moraleja es la importancia de la lealtad y el compromiso como bases últimas de la amistad y el amor.
Cuento de El Hada y la Sombra
Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre, existía un lugar misterioso custodiado por el hada del lago. Justa y generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques, muchos se unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la única salvación posible para todos.
El hada advirtió de los peligros y dificultades, de lo difícil que sería aguantar todo el viaje, pero ninguno se asustó. Todos prometieron acompañarla hasta donde hiciera falta, y aquel mismo día, el hada y sus 50 más leales vasallos comenzaron el viaje. El camino fue aún más terrible y duro que lo había anunciado el hada. Se enfrentaron a bestias terribles, caminaron día y noche y vagaron perdidos por el desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino, hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente, ni el mejor luchador, ni siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al hada hasta el final. Cuando ésta le preguntaba que por qué no abandonaba como los demás, Sombra respondía siempre lo mismo “Os dije que os acompañaría a pesar de las dificultades, y éso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo porque haya sido verdad que iba a ser duro”.
Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en un último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la piedra quedándose al servicio del Guardián por el resto de sus días…
La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un amor más fuerte que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada.
Fuente: Cuentos para Dormir
La nuez de oro
Un día, mientras la pequeña María daba un agradable paseo por el bosque, descubrió una preciosa nuez de oro, a un lado del camino.
Justo cuando se disponía a guardarla en su bolsillo, alguien dijo a su espalda:
-Siento comunicarte, que esa nuez que portas en tu mano es mía.
Al escuchar estas palabras, María se dio la vuelta para conocer, al que decía ser el dueño de la nuez. Cuando lo hizo, se topó con un personaje bastante extraño, de un tamaño bastante más pequeño que el suyo, que iba vestido con unos llamativos ropajes de color rojo y un gorro con forma apuntada.
-Siento haberte asustado pequeña humana. Soy el Duendecillo de la Floresta y en cuanto me devuelvas lo que me pertenece, dejaré de molestarte.
-Si es tuya, segura que sabrás cuantos son los pliegues de su corteza. Solo te la devolveré si aciertas el número exacto, si fallas aunque sea por uno solo, me la quedaré para mí y la usaré para comprarles ropas a los niños pobres del pueblo.
-No hay problema, la nuez tiene mil ciento un pliegues.
Cuando la niña vio que estaba en lo cierto, le devolvió con mucha pena la nuez.
-Puedes quedártela-dijo el duendecillo-ya que tus propósitos con ella son nobles. De ahora en adelante, pídele a la nuez lo que desees y ella te lo concederá.
Sin saber cómo, la pequeña nuez de oro, se encargaba de darles ropas y comida a todo el que lo necesitaba. Desde entonces, la niña fue conocida en todos los contornos como María la Nuez de Oro.
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